SOMOS LIBRES… ¿SEÁMOSLO SIEMPRE?
La primera
parte del coro del Himno Nacional que conocemos y cantamos todos los peruanos
nos clama libres.
Este himno
se ha cantado generación tras generación,
desde su estreno aquella noche del 23 de septiembre de 1821, casi dos
meses después de haber proclamado la independencia del Perú, noche que dejó
escuchar por vez primera, en la voz de Rosa Merino, la composición de Don José
de la Torre Ugarte. Se escuchó un “Somos libres, seámoslo siempre” y de hecho,
en aquel entonces, se vivía la libertad, luego de casi trecientos años de
opresión española.
Este himno,
que además es un símbolo patrio, lo aprendimos durante los primeros años de
formación educativa. Inocentes y sin entender plenamente el significado y valor
de sus letras lo fuimos repitiendo en cada evento, ceremonia o acto cívico;
pero cuando tomas conciencia de la realidad que te rodea, al menos cuando eres mayor de edad, no te sientes de acuerdo
con lo que cantas.
A qué tipo
de libertad nos referimos. El diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española define la palabra libertad como “aquello que permite a alguien decidir
si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también responsable de sus actos
en la medida que comprenda las consecuencias de ellos”. Hacer algo o no según
nuestro criterio de lo correcto e incorrecto. Las preguntas son claras: ¿Día a
día actuamos según los criterios incorporados en nosotros durante nuestro
proceso de formación educativa y humanitaria?, ¿No existen fuerzas mayores a nosotros
que doblegan aquel criterio de lo correcto e incorrecto en nuestro proceder?,
¿Acaso no existen formas de sacarle la vuelta a lo que ya está escrito y hacer
que lo que está mal pase como un acto normal?, ¿Tomamos decisiones con plena
libertad o hay factores que influyen en nuestra decisión? y para terminar las
preguntas ¿Somos realmente libres?
Podríamos
encontrar respuestas a cada una de estas preguntas y asunto solucionado; pero
eso afectaría a la tercera pregunta y seguro que los señores del Derecho lo
saben.
Cuál es el
concepto que tenemos respecto al bien y al mal, ese es un vacío en una nación
pluricultural como la nuestra, lo que para unos es correcto para otros no. Otra
cosa distinta es hacerse el vivo, “porque en el Perú si no eres vivo, no eres
nadie”.
Respecto a
las fuerzas mayores a nosotros que doblegan nuestros criterios, queda claro que
las influencias, padrinazgos, favores políticos y demás términos usados de
manera maquillada por no decir corrupción, nos tienen muy atados a un sistema
que no desarrolla ni permite el desarrollo de los demás. “Dime cuánto tienes y
te diré cuanto vales”
Nos asusta
la inseguridad, el poder de los que más tienen, y no hablamos de razones sino
de la cantidad de respaldo monetaria en cuentas bancarias o efectivo mal
logrado; agachamos la cabeza ante un cupo, una oportunidad laboral o un acenso.
¿Somos realmente libres de tomar nuestras decisiones?
Hermana y
hermano, somos los culpables de la realidad en la que vivimos y seguramente
cuando volvamos a independizarnos de todos los tentáculos de dominio y opresión
de los que más tienen, de los que se creen los vivos, de los quienes tienen más
influencias, cuando volvamos a caminar con tranquilidad por las calles es que volveremos a cantar con emoción y
convicción “SOMOS LIBRES, SEÁMOSLO SIEMPRE”.